Julio ha sido un mes agitado en Murcia. Dos grupos han emergido con fuerza en el panorama de la reivindicación social: Extinction Rebellion y #StopQuemasMurcia. El primero nace a partir de un movimiento internacional con una estructura, principios y objetivos muy bien definidos y el segundo nace de la preocupación de unas madres por el aire contaminado que respiran sus hijos e hijas.
En ambos movimientos he participado como facilitador de varias de sus asambleas y la experiencia grupal ha sido satisfactoria. En una de estas asambleas de Stop Quemas Murcia, improvisé una técnica para completar un orden del día con unos 50 puntos(!).
Tras priorizar los tres puntos clave de la asamblea y liquidarlos en 15 minutos, pedí a los y las participantes que se colocaran de pie alrededor de la mesa y que comenzaran a dar vueltas a su alrededor mientras yo enunciaba cada uno de los temas. La consigna que les dí fue muy clara: no paréis de dar vueltas a la mesa. El movimiento hacía que los temas no se estancaran: se leían, se daban un par de opiniones y se tomaba una decisión, todo ello sin dejar de caminar. Cuando el tema se complicaba, la gente se paraba de forma inconsciente, y entonces yo les indicaba que se estaban estancando y enseguida salían del estancamiento.
De esta manera, vuelta tras vuelta, fuimos liquidando todos los temas y nos sobró media hora para redactar un manifiesto y realizar una calendarización de todas las propuestas que se habían debatido.