Hoy se celebra en los colegios españoles el Día Escolar de la Noviolencia y la Paz, un día no gubernamental fundado por el poeta y pacifista mallorquín Llorenç Vidal, quien lo definió como:
Una semilla de no-violencia y paz depositada en la mente y en el corazón subconsciente de los educandos y, a través de éstos, en la sociedad.
Llorenç Vidal
Normalmente en este día las alumnas y alumnos, en colaboración con las maestras y maestros, realizan todo tipo de actividades relacionadas con la paz: dibujos, pancartas, bailes, composiciones con los cuerpos, teatro, pintacaras, música, poesía, vídeos, fotografías, etc. La creatividad, en un ambiente absolutamente festivo, supera con creces las limitadas palabras con que cuento para redactar este artículo.
Sin embargo, con el paso de los años, cada vez más se habla solamente del Día de la Paz y no tanto del día de la Noviolencia. Con esto, estas coloridas jornadas nos evocan un mundo en paz, pero tanto el alumnado como el profesorado se están perdiendo la clave de cómo pasar del mundo actual, donde predomina la guerra y el conflicto, a ese anhelado mundo en paz: la Noviolencia.
En el colegio Virgen del Rosario de Santomera llevamos dos años tratando de recuperar la Noviolencia y ponerla en boca de todas y todos. Hemos aprendido que la noviolencia es un superpoder que todas las personas llevamos dentro que nos permite resolver conflictos y evitar cualquier daño sin dañar a nadie: ni a nosotras mismas, ni a otras personas, ni a los animales ni al medio ambiente. Como todo superpoder, aprender a utilizarlo requiere conocerlo y practicarlo y, ¿qué mejor entorno que la escuela para aprenderlo?
Comenzamos en el curso 2017/18 colocando el buzón de la noviolencia en las aulas de 3º de Primaria para que las alumnas y alumnos escribieran todo aquello que les hiciese daño durante su estancia en el cole. Contábamos con el compromiso de la directora, dos maestras, un maestro y un padre de que intentaríamos resolver estos problemas utilizando la noviolencia. Esta experiencia reveló dos hechos sorprendentes: a) en las aulas y en el patio había más conflictos de los que la atenta mirada de las maestras podían percibir y b) las alumnas y alumnos descubrieron que había ciertos hechos que les hacían daño y a los que antes no les daban importancia.
Posteriormente, se trabajó en el aula, con la ayuda de técnicas de facilitación adaptadas al trabajo con niñas y niños, la redacción de unos acuerdos básicos de grupo en los que se debatió abiertamente si las peleas, puñetazos, insultos, ninguneos, etc. se permitían o no en el aula y el patio.
Y finalmente, cerramos el curso con una fiesta en la que se trató de no dañar nuestros cuerpos con chuches y se rememoraron los momentos más felices del curso, entre los que se contaron las experiencias con la noviolencia.
Este curso 2018/19 hemos dado continuidad al proyecto sumando cuatro nuevas clases (ahora participan 1º, 3º y 4º de primaria), es decir, un tercio del alumnado del colegio ha tenido un contacto directo con la noviolencia de forma saben que este día no es solamente el día de la Paz, sino el día de la Noviolencia (ese superpoder que todas y todos tienen) y la Paz.
Hoy, siguiendo la motivación de Llorenç Vidal, el alumnado y el profesorado utilizará la metáfora de la semilla para plantar acciones noviolentas de las que broten situaciones de paz, solidaridad y amor.